Compartir lo que somos y tenemos.
Ofrecer y recibir apoyo mutuo, amistad y acogida.
Crecer como personas.
Conocer a Jesús y apostar por Él.
Celebrar la vida.
Hacernos sensibles, críticos ante los problemas del mundo y comprometernos con los que están cerca.
Trabajar con otros/as porque creemos que otro mundo es posible.
Sentirnos comunidad de creyentes en la Iglesia. Con María, la madre de Jesús.